DOCTOR PIRRÓNICO
Primero aclaremos el concepto para que se aprecie lo extraño del título. El pirronismo o mejor dicho el escepticismo pirrónico es aquel que busca la “ataraxia” o “imperturbabilidad del alma” a través de la “epojé”. ¿Qué es la “epojé"? Una palabra y concepto griego, que significa la “suspensión del juicio” ¿ese juicio donde hay juez y dos o más litigantes en causa? Se podría decir que sí, ¿y la suspensión del juicio sobre qué es? Pues el pirrónico la aplica en todo, esa es su característica fundamental.
Para el pirrónico la causa de la perturbación del alma y de las pasiones, es esa búsqueda por la verdad que lleva a las personas a tomar partido en alguna causa; ese tomar partido vuelve a las personas dogmáticas y es el dogmatismo la enfermedad que el escéptico pirrónico quiere curar. Estos dogmáticos, en el afán por la verdad, perturban su alma, en la disputa contra otros dogmáticos. En este litigio entra el escéptico pirrónico, único juez valido e imparcial, para examinar los argumentos de unos contra los otros, encontrarlos tan validos entre sí y suspender el juicio a través de la epojé; para seguir investigando los argumentos en litigio, pero ya en un estado de ataraxia puesto que el pirrónico nunca tomará partido por mucho que investigue, es así como esa suspensión del juicio se vuelve permanente.
Se dice que el escepticismo pirrónico no es una escuela, pues ser una escuela implica tener un dogma y es esa la negación de la esencia del pirrónico. Aun así, el escéptico pirrónico parece seguir ciertos “tropos” o argumentaciones que le llevan a la epojé, solamente que se aplican tanto a los dogmáticos como a ellos, y, sin embargo, esto no se interpone a la ataraxia del escéptico porque simplemente no está en búsqueda de la verdad; su argumentación es como la escalera que se usa para llegar a un sitio más alto y que el escéptico tira al suelo una vez la ha utilizado.
Estas ideas del pirrónico han provocado serias discusiones entre dogmáticos y escépticos. Entre ellas está el de si el escéptico pirrónico tiene creencias de algún tipo, puesto que para poder vivir en la sociedad se ha de tener alguna creencia acerca de las cuestiones cotidianas o de lo contrario el escéptico pirrónico no podría ni siquiera salir de una habitación. ¿Cómo sabe el escéptico qué es una puerta y si realmente lo que tiene en frente es efectivamente una? y ¿por qué al salir de una habitación usa la puerta y no rasca un agujero en la pared para salir? Es más, el escéptico ¿por qué querría salir de la habitación? ¿Qué cree que hay afuera de ella para motivarse a moverse en esa dirección? Estas argumentaciones van claramente en contra del pirrónico, acusándole de apraxia, que es la imposibilidad de realizar acción alguna.
Se pensaría entonces que el “proyecto” que desean aplicar los escépticos es irrealizable, pero los pirrónicos en una demostración de no estar dispuestos a perder tan fácil, contraargumentan, de una forma totalmente pirrónica, donde el modo en que se usa el lenguaje toma un protagonismo fundamental. La “apariencia” o el parece ser, el me parece, aparentemente, denotan cierta duda respecto a lo que aparenta, pues no se afirma que sea realmente así, sino que a través de los sentidos se percibe de cierta forma, en apariencia, las cosas. Y si la realidad dista de lo aparente no quita que para el pirrónico le siga aparentando de esa forma, aunque realmente sea distinto.
Estas son percepciones obligadas, de las cuales el pirrónico no toma partido, no dogmatiza pues contempla en “lo aparente” que las cosas sean en realidad distintas, por lo que no le preocupa esa diferencia. El pirrónico sigue el orden establecido socialmente, pero sin darle un criterio de valor a lo que hace, no cataloga como buenas o malas sus acciones, ni las hace por algún motivo moral, simplemente las hace.
Pero ¿se puede tener un pensamiento en apariencia? ¿El escéptico puede aparentemente pensar alguna preferencia? Aunque no afecte en nada, el decir algo como “aparentemente pienso que no deberíamos matarnos, pensamiento que es tan valido como el pensamiento de que sí deberíamos hacerlo, solamente que pienso en apariencia el primero en vez del segundo, al momento de actuar de una u otra forma, y dado el caso de que tenga que elegir suspenderé el juicio, aunque eso signifique implícitamente tomar partido por no matarte pues suspender el juicio sobre matarte o no, significa que no te mataré y quizá también el que tú me mates” o el pensar aparentemente, en un estado de hambre, que “si bien ambos tenemos hambre y tú tienes comida que yo no, pienso aparentemente que deberías compartirla, aunque el pensamiento de que no debes hacerlo sea tan valido como el primero, pero al pensar en la acción aparentemente prefiero en que la compartas en lugar de lo contrario; y por la igual valides de pensamientos, suspendo el juicio, aunque eso signifique morirme de hambre”. Estos razonamientos sin necesidad de caracteres morales, la epojé y la ataraxia puede que se mantengan, pero el tener preferencias ¿no hace dogmáticos a los pirrónicos? A pesar de ser en “apariencia”, revelan cierto tipo de inclinación hacía algo.
En algún momento de la discusión se dividió a los escépticos pirrónicos entre rústicos y urbanos. El rustico va mucho más allá en la suspensión del juicio aplicándola a todo mientras que el urbano lo aplica a ciertas cuestiones específicas, filosóficas y científicas. Se llegó a decir en contra del rustico que, para aplicar la epojé en todo, inclusive en lo básico para vivir en sociedad, no puede ser racional y debe limitarse a una vida únicamente animal o ser incapaz de actuar, por la suspensión del juicio en todo. Debido a que se argumentaba que el pirrónico era capaz de actuar sin necesidad de dar su consentimiento racional, que le llevaría a tomar partido en el actuar y ser dogmático. Entonces se dice que si bien se percibía el mundo de cierta forma y esta percepción llevaba a alguna acción por parte del escéptico era sin que él racionalmente la aceptara, sino que se movía por inercia y esa inercia lo llevaba sin desearlo a la acción que escogería un sabio.
Sin ahondar más en estas pequeñas pinceladas lejos de mayores pretensiones que dar una pequeña idea general del escepticismo pirrónico (con lamentablemente varios errores), que quizás provoque alguna curiosidad por el tema, es momento de volver al título. Mientras leía algunos artículos que trataban la cuestión, encontré en medio de ellos la perla que le da nombre a este escrito. Se habla sobre cómo es posible la existencia de un doctor pirrónico sin que esto lleve a alguna contradicción. Antes de seguir y después de todo lo que he dicho ¿serían ustedes capaces de dejarse operar el corazón por un doctor pirrónico?
Sé que en un medico es importante tener cierta cantidad de escepticismo para encontrar la verdadera causa de una enfermedad y la cura efectiva. Pero un pirrónico que ha suspendido el juicio acerca de la búsqueda de la verdad ¿puede ser medico? En el sentido físico, porque quizá me dejaría operar el corazón por un doctor pirrónico cuando el amor me haya enfermado tanto como para impedirme seguir con mi vida, a causa del dolor que me pueda provocar. Pues estaré buscando la tranquilidad del alma, de las pasiones, la imperturbabilidad a través del razonamiento pirrónico, que me lleve a la epojé y con ella a la ataraxia. Pero si en la operación tengo que estar acostado, sedado y en manos de un doctor pirrónico con bisturí, definitivamente tendría miedo. ¿Y si me abre el estomago en vez del corazón? Bajo el razonamiento de que no podemos saber realmente si la causa de mi dolor es el corazón y no el estómago, o que suspenda el juicio sobre cortar esta o aquella arteria. Sé que no estoy siendo justo con el pirrónico, él tiene algo que decir al respecto, pero que yo aún no entiendo bien del todo.
El escéptico dice que él sigue las apariencias. El criterio por el que vive su vida es la apariencia, y esto tiene cuatro puntos. La guía de la naturaleza, que es esa capacidad humana de la percepción y el pensamiento natural, que usa hasta cierto punto, ¿cuál? No sé. La segunda son los impulsos corporales, como el hambre que lleva a la comida, luego viene la tradición de las leyes y costumbres, reglas que el escéptico mantiene o al menos no lucha contra ellas, ni las defiende, solo las sigue. Finalmente, la que Burnyeat define como la instrucción de las artes, que es la practica de un arte o profesión. Se podría decir en lenguaje cotidiano que, si el pirrónico vive siguiendo las apariencias, es un falso, o ¿Cómo es la “amistad” por costumbre? pero por costumbre social, no por costumbre de haber llevado ya bastante tiempo la “amistad”, sino tenerla por costumbre social sin ningún sentimiento; o el “amor”, ¿el pirrónico “ama” por costumbre social, porque los demás lo hacen? El “amor” y la “amistad” también hacen parte de la vida cotidiana, pero no ahondaré en esos dos conceptos.
Estos cuatro puntos le sirven al pirrónico para decir que pueden llevar una vida como cualquier otra. Que es la justificación a la existencia de doctores pirrónicos e incluso de católicos/religiosos pirrónicos. Lo primero era algo particular, pero lo segundo, lo segundo no sé cómo describirlo; pongámosle nombre, un papa o un sacerdote pirrónico. Esto llega casi a lo absurdo, pues es la religión una representación clara de lo dogmático, pero entendiendo que el sacerdocio puede considerarse un oficio y que puede haber sacerdotes sin “fe”, ¿por qué no habría un sacerdote pirrónico? Quizá no sería el mejor sacerdote en esencia, sin embargo, si aparenta lo suficientemente bien como para hacerse pasar por un buen sacerdote siendo pirrónico, puede haberlo entonces. Aunque resulta particularmente extraño el predicar algo tan bien como se predicaría cualquier otra cosa, teniendo ya la epojé, ¿no se parecen los pirrónicos a los sofistas más bien?
Pongamos otro oficio, el de ser político, ¿Cómo se sostiene un político pirrónico? Si se supone que la política está enlazada estrechamente a la confrontación de ideas. Ahí ¿Qué hace? ¿Toma partido por costumbre? Si toma un dogma por costumbre social o por la forma en que le criaron y sigue siendo pirrónico, quiere decir que no importa lo que haga un pirrónico mientras que en su interior no tome ningún partido. Nunca se sabe entonces que alguien es pirrónico, porque actúa tan bien en apariencia que no habría forma de descubrirlo, (y como aparentemente nadie conoce lo que piensa el otro) su tranquilidad bien podría explicarse diciendo que es un estoico. Además, qué relevancia tiene que lo confundan con otra cosa, si ha alcanzado la ataraxia por medio de la epojé no le perturbará ser llamado de cualquier otra forma e incluso ser llamado dogmático. El tema es muy extenso, junto con la discusión entre dogmáticos y escépticos pirrónicos, argumentaciones que han faltado, por lo que yo suspendo el juicio no para darme de pirrónico sino porque poco he entendido y considero que mejor sigo investigando.
(Escrito sujeto a cambios)
Bibliografía:
Esbozos Pirrónicos, Sexto Empírico.
Las respuestas Académicas a la Objeción de Apraxia, Christian F. Pineda-Pérez, 2017.
Las Creencias del Escéptico, Michael Frede, 1979.
Las Creencias de un Pirrónico, Jonathan Barnes, 1982.
¿Puede un escéptico vivir su escepticismo? Miles Burnyeat, 1980.