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Número:




Mes:
10
Año: 2021

01

Neurófilos

Manual para la vida feliz de Epicteto (I).

“Entre todas las cosas que existen, hay algunas que dependen de nosotros y otras que no dependen de nosotros. Así, dependen de nosotros el juicio de valor, el impulso a la acción, el deseo, la aversión, en una palabra, todo lo que constituye nuestros asuntos. Pero no dependen de nosotros el cuerpo, nuestras posesiones, las opiniones que los demás tienen de nosotros, los cargos, en una palabra, todo lo que no son nuestros asuntos”. […]

“Recuerda, por tanto, que si consideras libres las cosas que por su propia naturaleza se hallan en un estado de sometimiento, y crees que te pertenece lo que te es ajeno, tropezarás con innumerables obstáculos, caerás en la tristeza, en la inquietud, harás reproches tanto a los dioses como a los hombres. Sin embargo, si piensas que sólo lo que te pertenece es tuyo y que aquello que es ajeno te es de verdad ajeno, entonces nadie podrá coaccionarte, nadie podrá obligarte a hacer nada, no harás más reproches, no formularás más acusaciones, no volverás a hacer nada contra tu voluntad, no tendrás más enemigos, nadie podrá perjudicarte y no sufrirás más perjuicios”.
(Epicteto, Enquirión o Manual para la vida feliz, Trad: Pieer Hadot).

“La solución de Spinoza se basa en el poder de la mente sobre el proceso emocional, que a su vez depende de un descubrimiento de las causas de las emociones negativas, y del conocimiento de la mecánica de la emoción”. (Damasio)

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En este número:

1. La revolución de Spinoza
2. Manual para la vida feliz
3. Emprendimiento (Relato)
4. Filochistes

La vida minimalista de Spinoza y su obra revolucionaria.

Benedictus de Spinoza nació en Ámsterdam, el 24 de noviembre de 1632, procedente de una próspera familia de comerciantes que (como muchos judíos) huyeron de Portugal para salvarse de la Santa Inquisición Católica, que, por aquel tiempo, condenaba por herejía a todos los no cristianos. Su padre Miguel de Espinoza, fue un miembro respetado de la comunidad judía de Ámsterdam y uno de los principales benefactores de la sinagoga portuguesa donde, finalmente, se adoctrinó a la mano fanática y se afiló el cuchillo que, 24 años después, intentaría apuñalar a su hijo por sus heréticas ideas filosóficas.

De niño visitó la escuela de los 7 a los 13 años y posteriormente fue educado por rabinos, hecho que le labró un buen conocimiento de los textos sagrados hebreos, pero no domeñó la independencia de su pensamiento. Entre sus maestros más influyentes se cuentan Mortera, Ben Israel y el carismático, librepensador, Frans Van den Enden, que sería colgado en Francia 20 años después de haber enseñado a Spinoza.

Aunque para Bertrand Russell, Spinoza es el más noble y el más amable de los grandes filósofos, nuestro filósofo fue excomulgado el 27 de julio de 1656 a causa de sus “opiniones erróneas” y “herejías horribles”. Posiblemente por afirmar que él creía en un Dios que no interviene en el curso de los acontecimientos a través de milagros, sino que se manifiesta en las leyes de la naturaleza. Queda constancia que cuando Spinoza recibió la noticia de su excomunión, respondió con estas palabras que dicen mucho de su talante: “Esto no me obliga a nada, que no hubiera hecho en otras circunstancias”. En consecuencia, fue considerado, durante su vida, y un siglo después de su muerte, como un hombre de una perversión aterradora. Siendo judío de nacimiento, los judíos le excomulgaron. Los cristianos le aborrecieron igualmente; aunque toda su filosofía está dominada por la idea de Dios, y los ortodoxos le acusaban de ateísmo.


Vivió tranquilamente, primero en Ámsterdam y luego en La Haya, ganándose la vida puliendo lentes. Sus necesidades eran pocas y sencillas, y toda su vida mostró una rara indiferencia por el dinero. Los pocos que le conocieron le amaban, aun en el caso de que desaprobaran sus principios. Murió a la temprana edad de cuarenta y cinco años en La Haya, el 21 de febrero de 1677.

Después de su muerte, se publicó su obra más importante: “Ética”; y las autoridades holandesas fueron las primeras en prohibir el libro, y después lo hicieron otros países europeos. En varios lugares, entre ellos Holanda, la prohibición se hizo cumplir con firmeza. Las autoridades inspeccionaban las librerías y confiscaban los volúmenes que pudieran encontrar. Publicar o vender el libro era una ofensa y siguió siéndolo mientras hubo curiosidad por él. Le debemos a su amigo y editor Rieuwertz, el conocimiento de su obra, pues eludió a las autoridades de una manera magistral, negando una y otra vez tener conocimiento alguno de los originales ni ninguna responsabilidad en la impresión. Así consiguió distribuir ilegalmente varios libros, en Holanda y en el extranjero. (A.C.G)

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Emprendimiento

Por: Juan David Ducuara
(Egresado 2020)

“El emprendedor, ejerciendo la autoridad que le habían dado, levantó el palo con intención de golpearlo, pero el de la izquierda no le comió cuento y se lo arrebató para partirlo en dos”.

Puso el palo en medio de los dos. Y como si el palo le diera una autoridad que esos dos no tenían, determinó que ahí, en medio, entraría un tercero. Los dos, impactados ante lo irrisoria que era la situación, vieron cómo el tercero le pasaba un billete antes de meterse entre hombro y hombro hasta acomodarse en medio, con el derecho de quien se arrellana en su sofá, encima de las visitas. Ante el descaro, aquel de la derecha, que tenía una persona más delante, en la fila, protestó. El tercero lo miró como quien no tiene la culpa, luego dirigió su mirada a aquel al que había pagado; quien golpeó el piso con el palo. Los tres, callados, lo miraron; sabían que entre ellos y él había una gran diferencia, el palo. Pero el de la derecha no iba a quedarse de brazos cruzados, conocía muy bien el tipo de emprendedor que tenía enfrente; sacó la billetera y le pidió que lo adelantara un puesto, después de pasarle un billete. El emprendedor, como si sólo hiciera su trabajo de rutina, puso el palo en medio, nuevamente, a pesar de la mirada del tercero, quien parecía recién apuñalado por un buen amigo. El de la derecha, con picardía tomó el lugar que compró. Nadie supo realmente cómo esos dos llegaron a convencerse a sí mismos de que el emprendedor, un cualquiera con un palo, era árbitro legítimo para regular, validar y vigilar, el adelantamiento del uno sobre el otro; pero a continuación comenzó una competencia encarnizada, una de resistencia donde el desgaste, del bolsillo, determinaría al vencedor. El de la izquierda, durante el proceso, los miraba con desprecio. Los otros en la fila, ante todo el movimiento y la transacción de dinero, miraban atentos, en silencio. El tercero en una jugada astuta para ganar una victoria definitiva entregó todo el dinero que le quedaba, para que lo adelantara dos lugares. Puso el palo; el de la izquierda lo sintió en su otro hombro, no hizo nada, vio al tercero hacer un breve desfile burlándose de aquel que había perdido, se acomodó en su nuevo lugar y cuando se encontró bien puesto, el de la izquierda le puso las manos encima. El emprendedor, ejerciendo la autoridad que le habían dado, levantó el palo con intención de golpearlo, pero el de la izquierda no le comió cuento y se lo arrebató para partirlo en dos. Echa la plata del día y sin la herramienta para laborar, el emprendedor se metió las manos a los bolsillos y echó a andar tranquilamente, como cualquier otro transeúnte. Los otros en la fila empezaron a protestar, pero él siguió su paso como si nada.

Filochistes

                                       (I)
Un anciano de noventa años va al médico y dice:

—Mi esposa, que tiene dieciocho años, está embarazada.

—Le voy a contar una historia —responde el médico—. Un hombre fue a cazar pero, en lugar de una escopeta se llevó un paraguas por error. Cuando, de pronto, le atacó un oso, el hombre blandió el paraguas, disparó y el oso cayó muerto.

—Eso es imposible —dice el anciano—. Al oso le debió de disparar otra persona.

—¡Pues eso digo yo!

                                       (II)
Cuando Thompson cumplió los setenta, decidió cambiar completamente su estilo de vida para vivir más años. Se sometió a una dieta muy severa, daba largas caminatas, nadaba y tomaba el sol. En tres meses, Thompson perdió cinco kilos, redujo quince centímetros el perímetro de su cintura y aumentó doce centímetros de pecho. Esbelto y bronceado, decidió dar el toque final a su aspecto con un corte de pelo deportivo. A la salida de la peluquería, le atropelló un autobús.

—¡Dios mío! —gritó cuando yacía moribundo—. ¿Cómo has podido hacerme esto?

—A decir verdad, Thompson —dijo una voz que procedía del cielo—. ¡No te he reconocido!

(Adaptados con fines pedagógicos de: Thomas Cathcart y Daniel Klein)

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Spinozismo:

“Todo lo excelso es tan difícil como raro” (Spinoza).

“Para algunos, la solución de Spinoza es un medio superior de conferir significado a la vida y hacer que la sociedad humana sea tolerable. El objetivo de la solución de Spinoza es devolvemos la relativa independencia que los seres humanos perdimos después de ganar la conciencia extendida y la memoria autobiográfica. Su ruta es a través del uso de la razón y del sentimiento. La razón nos permite ver el camino, mientras que el sentimiento es el que hace cumplir nuestra determinación de ver”.

(Damasio Antonio, En busca de Spinoza)

Filosopa

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